Un puñado de letras juntas.
Un puñado de letras juntas. Es increíble, a veces, cómo un puñado de letras juntas pueden abocar al lector a un sublime estado de ausencia y concentración extrema para imaginar, con total nitidez, una película mental. Por otro lado, me impresiona que ese mismo puñado de letras, pueda originar una reacción bien distinta en otro lector. No tiene porqué gustarle a todo el mundo, eso está claro, y nuestro bendito refranero, lo aclara todavía mejor cuando dice: “Para gustos, colores.” Pero es que, en cierto grado, no deja de sorprenderme y me pregunto a menudo: ¿Cómo es posible? ¿Cómo ha podido este tío gustar a tanta gente y, en cambio, hay otro grupo bien numeroso que lo odia a muerte, o, simplemente, lo detesta?